6 jul 2010

Texto fundacional del blog.

Desde hace un buen tiempo he querido hacer un texto fundacional del blog para orientar al primilector del espacio.

Para muchos no tiene sentido empezar a hacer algo sin definir sus parámetros o sus reglas. A muchos les gusta empezar con ese pequeño marco teórico y conceptual para sacar adelante sus proyectos, les gusta limitar el campo de acción de sus actividades para poder hacerse específicos y muy buenos en lo que eligen.

Pienso que este proyecto no podría funcionar de esa manera porque no se pueden planear los días, ni las experiencias ni los recuerdos. Era necesario vivir para saber qué iba a hacer con mi vida. Permanecer con el prejuicio es catastrófico casi siempre. Sólo funciona con Freddy Kruger y con los malosos de las películas que siguen un prototipo.

Fue imprescindible meterme sin ambages a escribir cualquier cosa en cualquier momento, y el afán por llenar el blog empezó a surgir. Desprevenidamente iba revelando el objetivo con el que estaba trabajando el blog y en estos días, releyendo y pensando, me golpeo en la cara la razón por la que estaba escribiendo.

Y para ser extremadamente honesto no se relacionaba mucho con escribir, o por lo menos no directamente.

Creo que en uno de los textos que subí hace tiempo había escrito que la gente no era especial sino diferente. Releyendo, ese se convirtió en un punto de quiebre bastante serio, sobre todo porque yo me consideraba muy especial frente a todo el mundo. Consideraba que mis facilidades ante muchas cosas me hacían superior ante las personas que no las poseían, creando un complejo de superioridad enorme frente a casi todo el resto del mundo.

La vida se encargó eventualmente de mostrarme que no era así en lo absoluto. Muchas cosas pasaron para que yo descubriera a la otra persona. No fue despertar y descubrir un mundo nuevo como cuando uno llega de vacaciones muy de noche a un sitio distante sino comprender progresivamente que todo el mundo tenía anhelos personales igual o más poderosos que los míos y que su estilo de vida, aunque distinto al mío, era igual de válido.

Imaginar que las personas sentían con tanta fuerza como yo fue un cambio enorme en mi manera de sentir el mundo… En casi todos casos la indiferencia se convirtió en simpatía o empatía, en otros en un desprecio tan fuerte como peligroso. Saber que la gente sabía, sentía, deseaba, anhelaba me movió el corazón.

Y puede sonar muy básico para mucha gente esto, como el asunto de la ley en general o como la monogamia en Colombia, pero las omisiones al respecto están a la orden del día. Una persona que sabe que el otro siente y ama tanto como uno no es capaz de matar o de alienar con la consciencia limpia.

El descubrir que había cosas en los otros anuló la supuesta especialidad que creía tener y eso me hizo empezar a valorar la diferencia, pero como algo enriquecedor en vez de ser un motor de conflicto. Comencé a buscar complemento en la gente con mucho más ahínco y sentí que crecía.

Parecerá increíble pero todo este cambio se dio analizando mis prácticas de grupo. Creo que eso suena muy académico así que podría decir algo así como “lo que hacía con mi grupo de amigos”. Este término engloba lo dicho y hecho con ellos en todo contexto posible…

Descubrí que la gente tendía a repetirse y que yo no me alejaba de eso, que no éramos tan diferentes, ni entre nosotros como colectivo ni con otros grupos de amigos… Después de haber descubierto esto no tenía mucho sentido creer en la “especialidad”…

Y encontré que retratar lo corriente desde lo que yo podría ver, que es una mirada como cualquiera, era lo que debía hacer si quería cumplir con comunicar. Y que debía hacerlo de buena manera para que de pronto otras personas se metieran en el rollo de escribir también y de explicar el mundo a su manera.

Esto se empalmó con venir considerando que la única diferencia que mi vida tenía con la de otros era que yo me atrevía a comentarla y a escribir mis cosas, y que probablemente aquellos que no comentaban lo que les sucedía tenían historias más interesantes y posturas más valiosas que las mías.

Esto último dejaba tres caminos para seguir: Incentivarles y/o enseñarles a que cuenten por si mismos sus historias o contarlas yo por ellos… Y yo he optado por contar lo mío primero y luego botarme a lo recientemente mencionado.

Debo agradecer la aparición prematura del blog a un trabajo de informática en mi universidad que necesitaba una bitácora online que jamás fue visitada por el profesor… El nombre del sitio quedó después de la purga y acá estoy recargado para narrar cosas que de verdad valen la pena. Por pura nostalgia acá les tengo el trabajo final del que nace este blog.



Ahora, honestamente, debo agradecer a todo el que me lee por revisar este espacio y hacerse una idea de lo que yo escribo aunque no la comparta o no califique mis textos con el sesgado criterio que he impuesto. Me nutro de la idea de que alguien ríe, llora o piensa con lo que digo.

Espero que sigan ahora leyendo este modesto sitio ya teniendo cierta claridad de por qué fue armado. A mí sólo me queda la buena experiencia de haber intentado explicarlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario