Thursday, April 29, 2010 at 6:56pm
Gran parte del tiempo que dedico a pensar está destinado a la creación de personajes. Héroes, tipos con historias interesantes, recreación de las historias de mis amigos, recreación de mis propias historias…
Un ejemplo puede ser este perfil que le hice a mi amigo Jean Paul Egred, inspirado por una historia emocionante que él mismo escribió para darle un mayor toque de genialidad a su presentación online:
“El Sr. Egred nace de una madre soltera, médica forense y bailarina aficionada de tango que nunca pudo ser profesional gracias a la férrea oposición de su madre. Este ejemplo de opresión impulsó al entonces pequeño Jean Paul a buscar rumbos diferentes para su vida, lejos de su nativa Lyon.
Su madre, conmovida por las repetidas intentonas de Pöl de salir de su hogar y extender sus alas, decidió darle todos sus ahorros y enviarlo lejos de aquel matriarcado perverso a sus catorce años. Con una suma apreciable de dinero en sus arcas, anda en bicicleta hasta el país vasco, durmiendo donde quería y comiendo donde podía. Fue justo al llegar a Bilbao donde Tom Hanks lo conoce y lo entrevista, tomándolo de inspiración para su mega producción "forrest gump".
En el país vasco descubre su afición por el dibujo, practicando día y noche en una cabaña bien adentro de los Pirineos, viviendo con Mikel y Ezcarne, una pareja que lo conoció cuando arreglaba su bicicleta en una tienda a las afueras de San Sebastián.
Al decidir que ya era lo suficientemente experimentado, Jean Paul elige en el mapa a Colombia como destino para sus nuevas aventuras como diseñador gráfico. Se empapa de la vida caleña y decide ir a la capital en busca de inspiración y experiencias nuevas para trabajar su arte.”
Posteriormente se me ocurre que pudo, a la entrada de Bilbao, encontrarse a Michael J. Fox y que gracias a una fabulosa partida de dados, que produjo una inmensa tensión a ambos personajes, su parkinson avanzó exponencialmente, un evento no comprobado por la medicina todavía. Sin embargo esta idea dejó de ser contemplada pues Jean Paul no se volvió a referir al tema. El perfil quedó hecho y ahora lo doy a conocer después de mucho tiempo de estar en la sombra.
Realmente no quería hablar de este caso pues no era mi objetivo al comenzar este texto. De pronto me dieron ganas de hacer algún visaje y mostrar esta versión cruda de la vida de uno de mis amigos, pero no se relaciona con lo pensado. Quería hablar de los poderes que uno mismo crea y desea ocasionalmente.
Yo me inscribo en el grupo de los que en algún momento quiso volar, tener alas, correr muy rápido, escribir muchísimo mejor, jugar fútbol mejor que Maradona, Pelé y Shevchenko juntos, tener visión de águila, teletransportarse, ser un asesino o un comando absurdamente entrenado para toda ocasión, ser un teso en conducción evasiva, ser el mejor conquistador de mujeres de todo el mundo y vainas así.
Y cada vez que pensaba en aquello, metía como contrapeso alguna pérdida o alguna penitencia por todos los beneficios prestados por dicho poder. Si me teletransportaba perdía un par de días de vida, si volaba tenía que pensar en los permisos de vuelo por parte del estado, si jugaba mucho fútbol perdía mi capacidad de escribir, si corría muy rápido mi familia se alejaba, si tenía alas era imprescindible entrenar y aprender a usar las alas así como suplir las necesidades energéticas a través de la comida (lo que hacía imposibles los viajes trasatlánticos y realmente complicado cargar a alguien), etc. Era profundamente desagradable considerar que algo malo tenía que pasar por algo bueno que me sucedía con este asunto de los poderes.
Eso me hizo dar cuenta de lo complicado que parece en ocasiones aceptar lo bueno que puede proporcionar la vida sin más. La gente suele ver con malicia y sospecha las cosas naturalmente buenas que puedan suceder por considerar que siempre hay algo cagado detrás, y eso no está bien porque la gente con buenas intenciones tiende a aburrirse de esto e irse…
Qué jartera andar pensando en lo horrible que puede resultarle a uno tener una ventaja. Mataría una cantidad exorbitante de pandas por no tener qué pensar en los impuestos al vuelo que me podrían caer por saber cómo volar.
Esto me hace pensar también en la producción de cosas por parte del hombre. Dicen que todo lo hecho por los humanos está pensado a su imagen y semejanza (¿En un intento de ser dios? Nunca lo sabremos. (jajaja, Word no pone dios en mayúscula)), extendiendo las fallas y las desventajas del cuerpo humano a absolutamente todo lo que hace el aparato inventado.
Puedo poner como ejemplo al carro, que es pensado para usar combustible y botar gases. O el aire acondicionado, que usa electricidad y bota agua y gases. O la industria, que consume un resto de materias primas y después de sacar de ahí las cosas “necesarias” solamente deja desechos pútridos.
Podría pensar en un avance diferente con el computador, que emula las actividades del cerebro humano, o por lo menos del cuello para arriba. Quisiera agregar aquí que en el asunto del consumo y el desecho el computador entra perfectamente en la dinámica, botando aire refrescante y participando en la cadena de desperdicios con los residuos de la misma empresa que brinda energía.
Sin embargo al hablar del computador no puedo dejar de mencionar un dato que recibí de un libro de filosofía en bachillerato, que establecía que una seria cantidad de filósofos estaba estudiando los computadores para desde ahí descubrir la manera de pensar del hombre y descifrar la aun esquiva estructura del cerebro.
Pienso que esto es una soberana estupidez, pero podría tener sentido.
Mi punto es que no deberíamos limitarnos a pensar que todo tiene un desecho o que todo puede ir mal en cualquier momento, o que en todas las personas hay mala intención y quieren aprovecharse pensando en el beneficio propio. Lo mismo considerar que las cosas tienen un límite y que hay que pagar un precio por lo bueno, y que estas limitaciones sean proporcionadas por las mismas creaciones (mentales o físicas).
No quiero pensar que por pensar diferente tenga que vivir en la soledad o termine rechazado por decir lo que considero que es apropiado.
Pero antes de llegar a este punto, debo primero convencerme de que puedo volar sin tener que pagar un jodido impuesto o una sobretasa a la gasolina.
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