27 jun 2010

Aerobus.

Hay cosas que tienen todavia cierto encanto y misticismo. son momentos especiales para los cuales uno no esta preparado y llegan en circunstancias extraordinarias aveces incomodas y poco previstas.

Son momentos como llegar amanecido al hogar junto con el periodico, como ver la fraternidad con la que se hace un arqueo en un banco al final del dia, como caminar por la mitad de la autopista mas importante de la ciudad sin que haya un solo carro durante el dia.

Hoy, en una de esas idas esporadicas al aeropuerto tuve la posibilidad de encontrarme con algo especial. El dia anterior me habian dejado dos vuelos en camino a mi patria chica y me vi forzado a tomar horarios especialmente incomodos.

Eso justifica mi presencia a las 4 AM pasaditas en uno de los aeropuertos de la capital.

Llegue a un aeropuerto cerrado pero en proceso de apertura. Unas cuantas personas pululaban por el gran pasillo aseando, abriendo, cerrando, acomodando, prendiendo y bostezando.

Jamas habia visto como abrian un aeropuerto, sin embargo no me parecio tan especial como crei en primera instancia y preferi sentarme sobre mi maleta mientras abrian las puertas principales cortando unos cordeles de seguridad.

Sentado y algo agotado, despues de motificarle a mi mejor amigo lo positivo de la llegada, volvi a mirar a traves de los cristales y note algo bello, algo que jamas habia observado ni notado.

Un personaje con la indumentaria de cierta aerolinea estaba acomodando cintas corredizas para que la gente hiciera sus filas sempiternas frente al mostrador. Esmeradamente cogio las bases y las acomodo como pudo. Saco entonces la cinta de cada poste y la encajo en el otro hasta lograr hacer un esbozo inicial de fila.

Yo estaba anonadado ante lo visto y una vez abrieron las puertas entre con mi maleta directamente al sitio de los tiquetes. Al no haber nadie le di la espalda a la caja y observe la segunda etapa del proceso.

Como si fuera un dios creador, influyente y ademas consciente de los defectos de su obra, mejoro ostensiblemente el esbozo que habia creado, de una manera magistral. Cogio base por base y la acomodo de manera simetrica, corriendo en el camino la cinta y acercandose a la perfeccion con una parsimonia pasmosa.

El tiempo se congelo mientras le miraba. Todavia eran las 4 AM, todavia el cielo estaba oscuro, todavia el aeropuerto permanecia desierto.

El sabia que tenia todo el tiempo del mundo. Eran todavia las 4 de la maniana y el le diria al a gente de ese dia, sin mencionar una sola palabra, el camino por el cual debia ir, y era probable que lo hiciera al dia siguiente, que lo haya hecho antes y que siga en ello un buen tiempo.

Por esa razon no se apresuraba.

Paralelamente, detras mio una mujer estaba prendiendo todos los computadores de las cajas con periodos identicos de tiempo y tomandose solo lo necesario para configurar cada uno de ellos, y los tonos de encendido fueron periodicos y simetricos, brindandole algo de modernidad robotica a este cuento.

No habia el hombre acabado de acomodar su fila cuando llego mi carpa y le di los datos para que me dieran el pasabordo y reubicara mi maleta.

Al acabar gire y no lo vi. Solamente estaban las cintas perfectamente acomodadas y unas cuantas personas que estaban llegando para ubicarse en la fila.

Ya no me cupo duda de quien es dios.

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