“Rebelde sin Causa”, “La Naranja Mecánica” y “Los Edukadores” son películas con muchos aspectos sobresalientes. Su maestría técnica y discursiva está fuera de duda y los grandes nombres que han ayudado a construir, que han consolidado o que simplemente han usado como catapulta para el éxito funcionaron de una manera brillante, sin mencionar que los cambios que lograron en su audiencia las convirtieron en películas de culto.
Pero lo que me atrae fundamentalmente es la posibilidad de conocer el relato de una generación diferente a través de cada una de ellas. Sin ser totalmente fidedignas, y habiendo llegado a un punto en el que los planos hechos en algunas de ellas no resultan tan emocionantes e impresionantes, representan el espíritu de una época y se ven obligados a regalar pedacitos de realidad que uno debe tomarse a la tarea de limpiar, armar y estudiar.
El estudio de aspectos específicos en cada uno de los filmes resulta provechoso cuando uno pretende hacer un paralelo entre las épocas, sólo para ver cuánto hemos cambiado y cómo terminaremos si así estuvimos. A mi parecer, deben ser analizados esos pequeños detalles que no mienten por su cotidianidad y por lo abierto del desdén o la aceptación a ellos. Si bien el rasero del desdén o la aceptación puede ser aplicado a casi todo, me refiero a aspectos como las drogas o la moda, naturales y punibles.
Las apariciones del alcohol son limitadas en algunas de estas películas, y me sedujo la posibilidad de encontrar qué tanto puede aportar su presencia a la narración del mismo filme, las prácticas asociadas a su consumo y los cambios a los que está sujeto con el tiempo. En una primera etapa del análisis, relataré literalmente las apariciones del alcohol en los filmes. En la segunda, se concluirá al respecto a través de un análisis individual. En la tercera, se hará una conclusión general.
Rebelde sin Causa
La película inicia con Jim Stark ebrio y tirado en un andén, con un juguete en las manos. Es arrestado y luego llevado a una comisaría de policía por escándalo público y ebriedad en menores de edad.
Durante la estancia en la comisaría, mientras espera a ser procesado, hace ruidos molestos a los policías y luego entra en ambiente condescendiente cuando sus padres llegan a hablar con la autoridad en asuntos juveniles.
Ante la tensión producida por los reclamos familiares, el oficial encargado decide llevarlo a una habitación aparte, donde discuten las razones por las que se emborrachó y buscó pleito. Antes de entrar en esa discusión, el policía vence las barreras de un joven que siempre se muestra agresivo y esquivo con una disputa física sin mayor trascendencia, para demostrar que es la autoridad.
Se descubre que siente vergüenza de su padre por no asumir la responsabilidad de líder en el hogar y ponerse al servicio de una madre déspota; y que, en la búsqueda de orgullo propio, estalla ante cualquiera que pretenda disminuirlo o avergonzarlo en público (el término gallina es recurrente), llevándolo a tener problemas en muchas partes y a mudarse constantemente.
Después del compromiso de Stark de hablar con el oficial de policía cuando hubiera problemas similares, abandonan la estación con camino al hogar. Se burla de lo que es, a su parecer, una falsa preocupación por parte de su familia antes de salir para el hogar.
Análisis
No es posible, después de ver esta secuencia, dejar de pensar que el alcohol es una herramienta formidable para la desinhibición. El estado alterado de consciencia le proporciona la soltura y la claridad suficiente como para desafiar a la autoridad y a su propia familia dentro de esa estación de policía. El refugio encontrado por el personaje para calmar sus penas afectivas y sus vergüenzas en dicha ocasión fue beber hasta emborracharse.
Además, es la parte de la película que más ofrece pistas sobre la psique del personaje, pues durante el resto, si bien es sentimental y cariñoso, no demuestra muchas más sensaciones sino hasta que llega a un grado superlativo de exaltación. Lo dicho y hecho durante la etapa de ebriedad lo ubica en un contexto para sí mismo dentro de su nuevo hogar, y nos ubica en su vida.
La ebriedad se revela desde el principio como pretexto para distanciarse de la vergüenza que siente y empezar de nuevo en otro lado, libre de mala influencia. En los diálogos aparece literalmente que quiere pleitos para ser ingresado en una correccional, lo que aclara también, para el resto del filme, que no es un bebedor recurrente sino que acude a esa herramienta para un objetivo algo macabro.
Pasando al lado narrativo, la secuencia dentro de la estación de policía le proporciona la posibilidad de aproximarse a los personajes que lo acompañarán durante el resto del filme. La relación con Judy (heraldo) se establece a partir de recoger su cajita, que después termina siendo una muestra de amor por parte del frío protagonista; la relación con Platón (heraldo) se establece cuando le ofrece su abrigo para esconderse de la frialdad de la noche y la relación con Ray (mentor), el policía, se cimienta cuando hay una disputa y ambos se reconocen como iguales. Personalmente identifico esta etapa como el mundo ordinario para el héroe, no porque permanezca ebrio sino por el conflicto constante al que se ve expuesto.
La Naranja Mecánica
La película comienza con una secuencia en la que el protagonista explica que está bebiendo leche mezclada con ácidos, en un sitio escondido del resto de la sociedad donde es posible ampararse de ella y obtener acceso a un estado alterado de consciencia que los lleva a ser bastante violentos. Recargados de esta energía, se encuentran con un anciano en un callejón. El anciano bebía alcohol y cantaba una canción vieja con voz aguardientosa, despertando la ira del líder del grupo.
Después de aplaudirle el final de la canción lo golpean salvajemente. Durante la golpiza, el ebro alega que ya no le importa vivir o morir en un mundo apestoso y carente de ley y orden, donde los jóvenes abusan de los ancianos; que por andar en el espacio exterior ya no se contempla la ley terrenal y empieza una canción en la que dice que luchó por la tierra, entre los golpes.
En la secuencia siguiente, Alex, el protagonista, patea una botella.
Más adelante, después de que Alex muestra su liderazgo frente al grupo hiriendo a uno y mojando a otro, dentro de un bar se crea un ambiente de capitulación. Él decide que el plan a seguir es el ideado por el compañero recién amedrentado, y mientras le comentan cómo es la situación, termina siendo el único que bebe. Cuando termina el asalto a la casa, es golpeado con una botella llena de leche y queda a disposición de la ley.
Casi al final de la película, cuando Alex regresa a la casa donde violó a la mujer del escritor y es reconocido como victimario, es forzado a tomar vino durante la cena que le tiene preparado su anfitrión. De nuevo bebe solo y le llenan la copa dos veces.
Análisis
Pareciera que al principio, cuando el anciano es golpeado por la pandilla de Alex, no solamente se pisotea al anciano ebrio y molesto sino a toda una generación caduca, a un pasado poco glorioso, poco divertido. El joven, con sus drogas fuertes, su moda y su estilo de charla, se muestra superior ante el anacronismo, el ansia de restricciones, justicia, leyes y control social que representa una bebida perteneciente a los antepasados. Lo que hace Alex, en primera instancia, es pisotear esto; y resulta evidente en diferentes partes del filme, pateando botellas en el suelo, menospreciando el alcohol.
En la medida en que uno de los personajes en la película se identifica con el alcohol algo malo le sucederá, dependiendo de la intensidad con la que la ingiera. El anciano bebía por placer intenso y este grupo de personajes lo molió a palos; cuando Alex bebe licor en el bar, el acto siguiente fue la traición por parte de su pandilla, aunque el daño físico resulta no ser tan fuerte; cuando es forzado a beber vino fino en la casa del escritor subversivo, termina al borde de la muerte.
Como el consumo de sustancias lo pone en uno de los bandos, cuando es “curado” y deja de beber leche con ácidos, recibe agresiones por parte de su ex pandilla y del ebrio que lo reconoce, junto con todos sus amigos. Si bien lo debilita el hecho de no poder responder a la agresión y de no estar apoyado por nadie, la referencia al alcohol durante la agresión de los viejos amigos del ebrio está patente. Durante la agresión no noté botella de alcohol alguna, ni ebriedad en los agresores. En conclusión, el alcohol aparece como una muestra patente de caducidad social.
El consumo de alcohol no tiene demasiada relevancia dentro de la narración. Sólo representa una alerta sutil ante los hechos narrados, como ya ha sido advertido antes.
Los Edukadores
Después de ser despedida de su trabajo como mesera, Jule llama a Jan y deciden tomar algo de vino en la terraza de un edificio mientras discuten cosas sobre la rebelión que parece no acontecer a pesar de los esfuerzos de la juventud. La chica alega que no pasa nunca nada, que la llama está apagada y que todo el mundo está destinado a seguir en lo mismo; mientras Jan defiende que las ideas han permanecido y que las cosas no se dan fácilmente. Decide el joven llevarse a la chica a una de sus excursiones, y le cuenta que él y su novio son los edukadores.
La chica ingresa a la nevera de champana y de vinos de la casa del personaje a quien le debe dinero por el accidente, después de desactivar la alarma y de llevar un tiempo adentro. Bota varias al suelo hasta que elige una, destapa el corcho frente a la piscina y, vestida de bata, le da varios sorbos mientras camina por ahí. Cuando se siente cómoda, se activan algunas luces y ambos se van apresurados del sitio. El alcohol, por supuesto, se pierde en la marejada de sensaciones y decisiones.
Luego aparecen celebrando Jan, Peter y Jule en una discoteca. Notada por Peter, una mujer que mira insistentemente a Jan aparece en la pantalla, y porta una cerveza.
Ya más avanzados en la trama, durante el secuestro del magnate, es posible encontrar reuniones grupales de juego de carta, de fumar cigarrillo o marihuana, acompanadas por copas de vino o de algún otro licor. Esta situación se da en dos circunstancias: la primera es cuando cuestionan el estilo de vida del personaje dentro de la sociedad y lo confrontan con lo horripilante del sistema. La otra, más llena de confianza ya, habla sobre viejas etapas de revolución, amor libre, anhelo de cambio.
Y hacia el final, Peter, el novio despechado, va al bar del pueblo y se emborracha hasta cantar en el bar con algún desconocido.
Análisis
Si bien la carga simbólica del alcohol y su importancia dentro de la narración del filme son bastante menores que en las otras, hay aspectos que pueden ser relatados.
Ante la consciencia del mal que hace la acumulación de dinero en ciertas personas, y airada por la deuda personal con el dueño de casa, Jule tira botellas de licor costoso al suelo buscando el que ella considera que puede ser el apropiado para la ocasión. Esto hace parte del mensaje global de la película, y este fragmento soporta el desprecio hacia esa clase social.
Es evidente que el alcohol aparece también en los momentos de distensión dentro de la película únicamente, cumpliendo un fin social y acompañante de pocas acciones. Exalta, de alguna manera, la profundidad de las conversaciones revolucionarias y los cuestionamientos a quien parece ser la oposición, pero no guarda simbolismo alguno.
Conclusión general
Es complicado hacer evidente el cambio en la concepción del alcohol en las diferentes épocas reflejadas, considerando que mucho de la realidad objetiva anhelada y sobredimensionada se va al traste con la visión subjetiva del director. Pero es posible hacer conjeturas con las pocas pistas que se tienen.
El alcohol como tradición es evidente con Rebelde sin Causa, con el personaje ebrio por decepción y tenso por situaciones complicadas. La época no permitía el consumo legítimo de menores de edad, pero parte de la tradición es romper ese tipo de legislación y se cumple perfectamente.
Luego es mostrado como negativo y peyorativo en La Naranja Mecánica, donde se supone que la sociedad ha recorrido un camino distinto y está lista para desechar tanto a los criminales como a los viejos ebrios.
Y finalmente hay una popularización en el consumo de licor por las estrategias de mercado capitalista, evidente en Los Edukadores. Hace parte de la vida cotidiana acompañar actividades con licor, sin penalización ni repercusión social al respecto.
Está claro que este análisis requiere de una mayor profundidad, pero es una alternativa interesante seguir este tipo de aspectos en las películas pues consciente o inconscientemente se aplican en los relatos. Cuando es aplicado con un objetivo, se revela la actitud del director frente a ciertos fenómenos, pero cuando se integra como parte del ambiente, cargado con esa normalidad cultural esquiva y sempiterna, hay un acceso importante a la realidad del momento.
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