Naturalmente,
empresas y medios se han volcado a los medios digitales. Se pauta en internet a
través de banners, se mandan mensajes de texto a los celulares con ofertas e
incluso las películas tienen publicidad que debe parecer cotidiana; los medios
facilitan su lectura a través de interfaces para soportes como Kindle o iPad,
aparte de montar clips de noticias, reportajes y demás en su propia página web
y en sitios como YouTube, para que estén al alcance de toda audiencia en la
red. Naturalmente, también, empresas y medios se volcaron a las redes sociales;
a través de distintos avatares, llenaron espacios con ofertas, alianzas,
información, amistades y cosas por el estilo. Incluso se han desarrollado
ubicaciones laborales para el trabajo en redes sociales y llevar la interacción
a un nivel superior: Community Manager. Todo partiendo del reconocimiento del
ser en el mundo virtual.
La discusión
de la posibilidad de cambio social a través de los medios digitales se viene
dando desde hace tiempo, cogiendo forma a través del ejemplo gracias al
movimiento de los países africanos en revolución. La gente se volcó a las redes
sociales (dentro y fuera del país) para saber lo que sucedía y para organizarse
en marchas, peticiones, pronunciamientos y todo. Desde acá vimos tuits, videos
y fotos; y luego supimos que caerían presidentes, ministros y demás. Divertido
saber que todo pasó así, a pesar de la inestabilidad reinante actualmente, y
divertido creer que por fin habría una herramienta inalterable al servicio de
todos: ellos no tenían radio ni televisión ni prensa, pero manejaban redes e
internet. Digamos que se cuenta con una vitrina gratuita, con un medio muy
atractivo como difusión central para muchas cosas…
Y bueno, el
caso colombiano siempre tiene sus aristas. Pienso en la reciente marcha de los
antifaces y la forma en la que se dio el movimiento acá en Cali. Rápidamente
tomaron medios digitales con blogs y propaganda en redes sociales a través de
cuentas posicionadas, es decir, frecuentadas y con altas cantidades de personas
vinculadas; luego pasaron a acampar en la estación del transporte masivo que da
al sector de las universidades privadas de la ciudad, mostrando pancartas desde
temprano hasta tarde a los buses que hacia allá iban y después acamparon un
tiempo en la Universidad del Valle en el mismo plan. Los medios hablaron de
entusiasmo pero resultados discretos de la marcha a nivel nacional.
Consideré, al
ver los resultados, que la organización pudo haberse olvidado de los
estudiantes de la Universidad Santiago de Cali, la Universidad Libre y otras
instituciones, sin mencionar la ciudadanía del oriente de la ciudad. Pensé en
que cuando uno lanza un mensaje por facebook éste circula, alguien responde que
está de acuerdo y uno considera que hace algo, sin notar que las personas que
lo notan no son precisamente distantes ni, en general, todas. Quise denominarle
como el fantasma de la interacción al ver como respaldo del ambiente en redes
sociales a elementos contextuales en los que se identifica el usuario,
reforzando su percepción del mundo.
Sobra
entonces admitir que la presencia en redes sociales y demás herramientas de
internet es ahora obligada para todo tipo de emprendimiento, pero es un hecho
que falta para que en Colombia haya acceso masivo a internet, además
considerando que muchos no pueden tener un computador propio, o acceso
continuo. La primera ola del Estudio General de Medios 2011 nos dice que el
internet ocupa un cuarto lugar en audiencia, con un 39 %, detrás de la televisión, la radio y las
revistas independientes (http://www.cntv.org.co/cntv_bop/estudios/egm_2011_1ola.pdf).
Pero no son
cifras que se estanquen. Este mismo estudio en 2006 decía que la audiencia de
internet era de un 16 %, dando fe del carácter prioritario de la
“virtualización” del país en el país, de parte de todos los sectores: la
creación del ministerio de TIC por parte del estado, el trabajo de seguimiento
a capacitaciones en telecentros por parte de ONG’s y la expansión de la
educación virtual, por mencionar unas cuantas facetas del asunto. Un ejemplo
claro de esto es la Corporación Unificada de Educación Superior, CUN, cuya base
de estudiantes en Bogotá (más o menos cuatro mil) reside en estratos 1, 2 y 3,
y casi todos ellos están vinculados a la página de facebook. Tiene sentido
cuando uno va a observar que la institución se ha proyectado a sí misma a liderar
la educación virtual en Colombia.
No se puede
perder de vista que el acceso total de la población universitaria de la CUN se
debe a que están expuestos en la universidad a ese entorno. No hay que cultivar
la ilusión de la universalidad todavía, ni creer que por tomar iniciativas que
involucren redes sociales o medios digitales en general se está logrando un
objetivo. Además porque los públicos no han cambiado enteramente; no todos los
adultos manejan con pericia las herramientas posibles, ni son sensibles a los
funcionamientos y lenguajes de los medios digitales. Termina habiendo baja
asistencia actividades y eventos porque las personas con la capacidad
adquisitiva no encontraron la información en otros medios como la radio.
Hay que ser
realistas frente a estos fenómenos. El futuro está en lo digital, pero no hemos
progresado tanto como creemos. Tocará asumirlo como medio complementario
mientras las cargas simbólicas se transfieren.
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