12 sept 2011

Todavía no



Naturalmente, empresas y medios se han volcado a los medios digitales. Se pauta en internet a través de banners, se mandan mensajes de texto a los celulares con ofertas e incluso las películas tienen publicidad que debe parecer cotidiana; los medios facilitan su lectura a través de interfaces para soportes como Kindle o iPad, aparte de montar clips de noticias, reportajes y demás en su propia página web y en sitios como YouTube, para que estén al alcance de toda audiencia en la red. Naturalmente, también, empresas y medios se volcaron a las redes sociales; a través de distintos avatares, llenaron espacios con ofertas, alianzas, información, amistades y cosas por el estilo. Incluso se han desarrollado ubicaciones laborales para el trabajo en redes sociales y llevar la interacción a un nivel superior: Community Manager. Todo partiendo del reconocimiento del ser en el mundo virtual.

La discusión de la posibilidad de cambio social a través de los medios digitales se viene dando desde hace tiempo, cogiendo forma a través del ejemplo gracias al movimiento de los países africanos en revolución. La gente se volcó a las redes sociales (dentro y fuera del país) para saber lo que sucedía y para organizarse en marchas, peticiones, pronunciamientos y todo. Desde acá vimos tuits, videos y fotos; y luego supimos que caerían presidentes, ministros y demás. Divertido saber que todo pasó así, a pesar de la inestabilidad reinante actualmente, y divertido creer que por fin habría una herramienta inalterable al servicio de todos: ellos no tenían radio ni televisión ni prensa, pero manejaban redes e internet. Digamos que se cuenta con una vitrina gratuita, con un medio muy atractivo como difusión central para muchas cosas…

Y bueno, el caso colombiano siempre tiene sus aristas. Pienso en la reciente marcha de los antifaces y la forma en la que se dio el movimiento acá en Cali. Rápidamente tomaron medios digitales con blogs y propaganda en redes sociales a través de cuentas posicionadas, es decir, frecuentadas y con altas cantidades de personas vinculadas; luego pasaron a acampar en la estación del transporte masivo que da al sector de las universidades privadas de la ciudad, mostrando pancartas desde temprano hasta tarde a los buses que hacia allá iban y después acamparon un tiempo en la Universidad del Valle en el mismo plan. Los medios hablaron de entusiasmo pero resultados discretos de la marcha a nivel nacional.

Consideré, al ver los resultados, que la organización pudo haberse olvidado de los estudiantes de la Universidad Santiago de Cali, la Universidad Libre y otras instituciones, sin mencionar la ciudadanía del oriente de la ciudad. Pensé en que cuando uno lanza un mensaje por facebook éste circula, alguien responde que está de acuerdo y uno considera que hace algo, sin notar que las personas que lo notan no son precisamente distantes ni, en general, todas. Quise denominarle como el fantasma de la interacción al ver como respaldo del ambiente en redes sociales a elementos contextuales en los que se identifica el usuario, reforzando su percepción del mundo.

Sobra entonces admitir que la presencia en redes sociales y demás herramientas de internet es ahora obligada para todo tipo de emprendimiento, pero es un hecho que falta para que en Colombia haya acceso masivo a internet, además considerando que muchos no pueden tener un computador propio, o acceso continuo. La primera ola del Estudio General de Medios 2011 nos dice que el internet ocupa un cuarto lugar en audiencia, con un 39 %,  detrás de la televisión, la radio y las revistas independientes (http://www.cntv.org.co/cntv_bop/estudios/egm_2011_1ola.pdf).

Pero no son cifras que se estanquen. Este mismo estudio en 2006 decía que la audiencia de internet era de un 16 %, dando fe del carácter prioritario de la “virtualización” del país en el país, de parte de todos los sectores: la creación del ministerio de TIC por parte del estado, el trabajo de seguimiento a capacitaciones en telecentros por parte de ONG’s y la expansión de la educación virtual, por mencionar unas cuantas facetas del asunto. Un ejemplo claro de esto es la Corporación Unificada de Educación Superior, CUN, cuya base de estudiantes en Bogotá (más o menos cuatro mil) reside en estratos 1, 2 y 3, y casi todos ellos están vinculados a la página de facebook. Tiene sentido cuando uno va a observar que la institución se ha proyectado a sí misma a liderar la educación virtual en Colombia.

No se puede perder de vista que el acceso total de la población universitaria de la CUN se debe a que están expuestos en la universidad a ese entorno. No hay que cultivar la ilusión de la universalidad todavía, ni creer que por tomar iniciativas que involucren redes sociales o medios digitales en general se está logrando un objetivo. Además porque los públicos no han cambiado enteramente; no todos los adultos manejan con pericia las herramientas posibles, ni son sensibles a los funcionamientos y lenguajes de los medios digitales. Termina habiendo baja asistencia actividades y eventos porque las personas con la capacidad adquisitiva no encontraron la información en otros medios como la radio.

Hay que ser realistas frente a estos fenómenos. El futuro está en lo digital, pero no hemos progresado tanto como creemos. Tocará asumirlo como medio complementario mientras las cargas simbólicas se transfieren.

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