14 ago 2013

Reconstrucciones




Lo primero que aparece en internet sobre el 91 es que fue un año normal, ni bisiesto ni nada de eso. Normal. Normal debe significar también que hay un montón de gente en el mundo a la que le pasaron cosas buenas y terribles. Abuelitas que han dado todo por sus nietos. Madres enfermas que siguen adelante porque su única causa son sus hijos. Padres que se esforzaron toda la vida por ser honestos y coherentes a pesar de los pesares...

Algunos habrán mirado con igual desprecio a la humanidad y a sí mismos mientras caminaban por las calles de 1991. Muchos habrán escalado montañas, batido récords y alcanzado la felicidad en algún momento. Muchos otros habrán recorrido la misma calle una y otra vez buscando acomodo. Mucha gente habrá pasado por las terminales de transporte de ida y vuelta. Muchas vacas y vegetales habrán muerto injustamente, mucha mariguana se habrá quemado y mucha gente habrá pasado ensimismada por el desierto de lo real. Sí, un año normal.

A nadie le toca vivir el año en el que nace pero toca sufrirlo sin poder entenderlo. Ser hijo de esas consecuencias y tensiones. Hoy existimos por el sacrificio de muchos que quisieron un nuevo comienzo. Que lo digan los hijos de Lituania, Estonia, Ucrania, Bielorrusia, Moldavia o Kirguistán, que rompieron el pacto de Varsovia y salieron de los escombros de la Unión Soviética, que lo diga también la gente de Sudáfrica que acabó con el apartheid después de cuarenta años tras un resto de muertos y prisioneros. Que lo digan los 32 departamentos con sus gobernaciones y alcaldías de elección popular, que lo diga la fiscalía, los abogados y las tutelas, los indígenas y los afros. Ese año Colombia sublimó su sacrificio y sacó la constitución del 91.

Aquel fue un año de batallas, de muerte y violencia por todas partes, de confusión. Fue un año de reconstrucciones, empezando por el lanzamiento de Nevermind, el album emblemático de Nirvana que destruiría las melodías glameras, estrambóticas y casi optimistas de finales de los 80. La calle sonaba con 2pac y Public Enemy en parlantes de bares, discotecas, oficinas y tanques de guerra en el golfo pérsico.

Después tocaría un mundo mil veces más cursi, aunque eran épocas de una rudeza particular. Terminator 2 había sido lanzada por esas épocas y Joe Pesci se había ganado el Oscar a mejor actor de reparto por Goodfellas, ahí mismito Estados Unidos empezó a hacer las pruebas con la línea 911. Pero vea lo cursi, Danza con Lobos se llevó todos los premios esa vez.

Nadie pasa demasiado tiempo reconstruyendo. 1991 nos quitó a Freddie Mercury, a Graham Greene, a Stan Getz, a Klaus Kinski y a Miles Davis, para empezar a configurar la trivialidad del futuro y dejar a la hermana menor de Britney Spears y un resto de actores con los que aún no ha pasado nada, a dos canteranos del Barcelona, a la líder de 'las divinas' en Patito Feo y a la gran Mariana Pajón. Fuertes contrastes.

En medio de la llegada de la cultura pop, los bajos precios, la libre competencia y la enésima quiebra del pueblo colombiano con la apertura económica de César Gaviria, Colombia se desangraba. El año anterior habíamos sido eliminados del mundial de futbol por un error de Higuita y habían matado a Bernardo Jaramillo Ossa y a Carlos Pizarro Leongomez, candidatos presidenciales de la izquierda democrática. Pero no fueron los únicos muertos, ni lo serían.

En esas épocas de bombas, asesinatos y constituciones pasamos de ser Colombia a Macondo, diría mi viejo. El pais ha tenido que pararse estos años con lo que quedó de una generación valiosa que se indignó, se aleteó y se esfumó.

Ahorita supe que el día de mi nacimiento fue planeado. Mi mamá había perdido un ovario años atrás y tras algunas complicaciones con una gastritis que sufrió hasta mis 14 años, decidieron que debía hacerse una cesárea. El dos de agosto fue el día de conocer a los padres, el día de la cosecha.

Poco tiempo atrás ella se desinfló un poco al saber que no llevaba una niña y se desinflaría más al verme nacer arrugado y sin terminar, pero había mucho amor en medio de todo. El nombre estaba a cargo de mi viejo, que siempre quiso que uno de sus hijos llevara el nombre de Camilo Torres Restrepo. Luego, haciendo parte de una historia no contada, propuso su nombre de guerra, Alejandro. Del matrimonio sólo quedé yo y un par de adornos.

Nací en Cúcuta y vivía en el centro, cerca al Parque Santander en la cuarta con doce o trece. En el Cúcuta jugaban el papá de James Rodríguez y el 'Nene' Díaz, ahora ex DT del equipo.

Ese año le anexaron al área metropolitana de Cúcuta a El Zulia, San Cayetano, Villa del Rosario y Los Patios, concentrando casi dos tercios de la población del Norte de Santander. Pero era una época de prosperidad en decadencia para la ciudad. El bolívar empezaba a bajar aunque no se notara.

Pero hubo buenas noticias, como el anuncio de Linus Torvalds sobre su trabajo en progreso, Linux, y el anuncio de Tim Berners-Lee desde el CERN, hablando por primera vez de la World Wide Web y donándola al mundo meses después. El AC Milan, con Rikjaard, Van Basten y Gullit ganaban la liga italiana invictos y unos salseros y merengueros de Caracas se reunieron para formar Los Amigos Invisibles. ¡Sabor!

En el 91 se empezaron muchas cosas mientras sólo se veía lo feo. Con el tiempo sabremos si aparece algo hermoso en el ocaso.

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