19 may 2013

En campo minado

Mi primer día de periodista fue con la seción judicial, un lunes de julio de 2010. A la redacción le pareció importante que yo viera un muerto desde el primer día, así que no dudaron en montarme con el redactor judicial de La Opinión, Hugo, el conductor y Cristian, el director del Q'hubo, en una camioneta durante el resto del día.

Hugo y Cristian. No recuerdo el nombre del conductor pero era obsceno hasta en sueños. Debería recordar su nombre porque durante mi tiempo allá fue el que mejor se portó conmigo, de verdad un tipazo. Nos llevó desde el centro de Cúcuta hasta un municipio cercano llamado Los Patios, pues un soldado que tenía a su familia en ese sector había muerto en días anteriores en un campo minado.

Encontramos la camioneta con los enseres para la velación parqueada frente a la casa, en aquel barrio periférico. Adentro estaban el papá, la mamá y la hermana menor, sentados. La madre estaba callada y distante, rápidamente se negó a atendernos. El papá estaba más compuesto así que Hugo y Cristian fueron a hacerle las preguntas.

El finado era un amante del ciclismo en ruta e hizo parte de la liga de ciclismo de Norte de Santander, pero no pudo seguir por falta de dinero. Después de un tiempo de trabajar con su padre, había decidido unirse al ejército. Cuatro o seis meses después, despejando un campo de noche, me encontré en su casa reportando su muerte. El padre ya había agotado toda la tramitología y solamente esperaba que se lo trajeran.

Guardé silencio mientras ellos trabajaban y me acerqué a la menor de la casa. Dijo que iba a ser duro para todos porque él apoyaba el hogar con su salario. También dijo que no había ido a trabajar en esos días, ni iba a ir un par de días más. Vendía periódicos en el centro de la ciudad y no podía vender uno cuya portada fuera su hermano fallecido.

Todos callamos.

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